Este es un comentario enviado al Ingeniero Enrique Martínez presidente del INTI referido a su editorial de, Saber Cómo Nº 46, de noviembre del 2006. Ustedes pueden leer su nota en www.inti.gov.ar 0800-444-4004.
Crecer compartiendo el Conocimiento
Buenos Aires 17.- 11.- 2006.
Estimado Ingeniero, Enrique Martínez en su reciente editorial de, “Saber Cómo” usted se presenta con la idoneidad de los médicos que hacen falta en estos tiempos, para ayudar a restañar las heridas y los padecimientos que demasiados pueblos -¿serán todos en diferentes grados?- cargan sobre sus espaldas.
Usted hace un diagnostico en cual la enfermedad resulta ser, esa avidez, ese desenfreno por acumular, ese quererlo todo para sí sin repartir entre las mayorías las riquezas de los países. Por lo tanto, es ese brutal y embrutecedor desequilibrio, aquello que debe y necesita ser curado.
Por supuesto que semejante intervención, destinada a permitir la reconstrucción y a la cura del cuerpo social, exigirá pensar de un modo no tradicional. Seguramente eso es lo que aporta Cuba al proceso Venezolano, Salud y Educación, lo que en este nivel podemos decir que son una y la misma cosa. También aquí usted sigue actuando como agente de salud alentando, esperemos que todos aquellos que tengan pequeñas o mayores posibilidades de sumarse a este accionar lo oigan, a dar pasos firmes hacia la cura ya que, no habrá saludes individuales sin salud general. Usted sabe que la salud pasa por la educación, por la formación de un sujeto, de un cuerpo social integrado, lo menos escindido que sea posible. Para ello, se hace imprescindible un reparto de los bienes y una remoción de los males. En este escenario todos deberemos aprender a pescar pero además todos deberemos cuidar los río, sus aguas y los peces porque sino nos quedaremos sin ellos. Entonces para crecer no sólo deberemos cooperar unos con otros, crear redes, nuevos vínculos de cooperación -todos al fin hijos de esta tierra, atados a su destino- sino que tendremos que aprender a cuidar y administrar los recursos con los que contamos.
Coincido también con usted en que este emprendimiento deberemos llevarlo adelante actores de carne y hueso, nosotros con los otros, “los nosotros”. En lo que parecemos discrepar, y tal vez se deba a que usted no ha advertido en el buen promotor de salud, médico o curandero en que ha devenido, es en que no basta con una combinación de funcionarios públicos con empresarios privados. Estamos refiriéndonos a la necesidad de promover una curar, de fomentar la salud, por eso tal vez debamos entrenar miles de “operadores de salud” que cuenten con dispositivos que faciliten esta cura en todos los niveles posibles, que estimulen este desafío de crecer compartiendo el conocimiento y que puedan acompañar también al funcionario y al empresario en su tarea.
Sin dudas ese será el camino que necesita recorrer todo cuerpo, sea el social o ese, pequeño y efímero cuerpo de cada sujeto, cuando va en busca de restañar sus heridas, de terminar con las injusticias y los atropellos. Esos daños que, al perpetuarse en el tiempo, agravan su situación generando males nuevos e impensados.
Comparto y me sumo a su optimismo debido a que, se ve en cada uno de sus editoriales, se basa en el trabajo cotidiano, en el esfuerzo compartido y en ese poner todos los saberes y riquezas al alcance de los nosotros. Muchas gracias.
Enrique E. Rodríguez Tosto
Médico, psicoanalista, escritor, coordinador de grupos terapéuticos, de aprendizaje y de entrenamiento en descubrir el campo de lo impensado, coordinador del equipo de diagnóstico e intervenciones institucionales. Presidente de la Fundación Reunión.
http://www.fundacionreunion.org.ar/
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El Don de encontrarnos
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*El don de encontrarnos*
Sangre, ya no veré sangre.
Sin embargo todo en ella nos llama.
Todo lo que en ella late,
todo lo que en ella alienta,
nos requie...
Hace 10 años.
1 comentario:
Publico aquí esta nota anterior enviada en marzo del 2006, ya que seguimos en una misma línea de pensamiento.
Una cura para el sujeto social
Estimado Enrique Martínez, siempre leo sus notas de 'Saber Cómo' y muchas veces estuve tentado de pedirle una entrevista, principalmente cuando emprendí el desafío de hacer el orquideario del Jardín Botánico de la Ciudad de Buenos Aires.
Soy médico, psicoanalista, homeópata unicista, escritor y filósofo amateur, creo, junto con Ramón Carrillo, que frente a la injusticia social las bacterias como causa de enfermedad son unas pobres causas (cita no textual) justamente por este creer que me tiene ocupado en escribir un trabajo referido a la subjetividad, me he decidido a escribirle para felicitarlo por su buena nota acerca de la necesidad de salir del 'ni', me parece muy bueno que bajo la forma de una autocrítica le de al tema esa vuelta que transita entre la desidia, la posibilidad de cierto gusto por ejercer algún resto miserable de poder, el miedo y la mala fe.
Quisiera comentar con usted ese otro rasgo del 'ni' que seguramente estará entreviendo, se trata de un estado de enfermedad del sujeto social que vive inmerso en ese clima trasladando el 'ni' a todos los ámbitos de su vida, desde sus vínculos más íntimos hasta su manera de enfermar 'visiblemente' ya que el 'ni' es ya la enfermedad. Creo que lo que usted hace con su artículo es buscar una cura para ese sujeto social y como esa es mi pasión le escribo para felicitarlo y decirle que si, que sería muy bueno, muy saludable si pudiéramos crear grandes máquinas sociales de curar esa enfermedad tan apegada al miedo, al vivir una vida con miedo, que tan hondo ha calado en nuestros pueblos de América a fuerza de la violencia, el hambre injustificado y todas y cada una de las maneras de la miseria y el horror que hemos debido enfrentar. Para matar a un ser humano basta con segundos, educarlo lleva toda una vida y no siempre parece alcanzar.
Un saludo cordial.
Enrique E. Rodríguez Tosto
Fundación Reunión - Presidente
www.fundacionreunion.org.ar
17- 03- 2006
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