10/23/2008

Ante la crisis más poesía.



Hoy desperté


y la poesía


seguía allí,


junto a mi.


Mezcladas


sus piernas


con las mías.


Le sonreí.


Esa pícara.




Ante la Crísis Más Proyecto Delta

Y allí seguimos llegando,
infatigables como las olas del mar,
intensos como la sustancia misma del deseo.
A cada paso de la construcción del Jardín
somos nosotros los que nos constrimos.
¿Como podría alguien no curarse allí?





10/21/2008

Carta a Alfredo Zaiat y su nota Exorcista de Demonios publicado en Página 12 / 12 oct 08


Exorcista de demonios

A esta altura encerrarse en el debate sobre si la crisis internacional encuentra a la Argentina más o menos aislada de los efectos financieros del colapso de la globalización pierde toda relevancia analítica. Se parece a la discusión sobre la Resolución 125 en pleno conflicto con el campo. Las enfrentadas posiciones políticas eran las que definían las evaluaciones, postergando la comprensión de un proceso económico. Sólo el tiempo permite aclarar el horizonte de la dinámica de los acontecimientos, como pasa con los Derechos de Exportación móviles que se revelan ahora por lejos como una mejor iniciativa técnica y económica para los productores agropecuarios que su derogación, medida conseguida por la Mesa de Enlace y su variopinto arco de aliados luego de cuatro meses de agresión a la población urbana más vulnerable. La (i)responsabilidad de todos esos dirigentes quedará como una marca más en la historia para comprender las razones de la frustración argentina en ese objetivo esquivo de proyecto de país para las mayorías.
Con el derrumbe del muro de Wall Street está sucediendo algo similar en el intento de trasladar la debacle financiera a la situación de la economía doméstica por parte de los tradicionales voceros del establi-shment. Parece como si hubiese un deseo de que la crisis internacional tuviera impacto por el lado bancario y cambiario. Y es precisamente por el frente financiero que la Argentina tiene un relativo aislamiento. Pero la insistencia con la caída de la Bolsa –mercado que es totalmente irrelevante por su dimensión – con el riesgo país – indicador sin ninguna importancia en las actuales condiciones – y con la cotización del dólar –el peso fue la moneda que menos se devaluó en la región – va produciendo condiciones de incertidumbre. Los muchos años de desequilibrios macroeconómicos han generado reflejos automáticos de defensa ante cualquier señal de inquietud. Escenario que los mercaderes de la angustia saben potenciar, como quedó en evidencia durante el conflicto con el sector del campo privilegiado y ahora con la debacle del sistema bancario de los países centrales.
En estos momentos de cambio de época, con más dudas que certezas sobre el nuevo rumbo del capitalismo global, la cuestión relevante para la Argentina se encuentra en el frente comercial externo. En ese aspecto no está aislada de la crisis internacional, pero la encuentra en mejor posición que en anteriores shocks externos. La economía no está enfriada, desaceleración del crecimiento que reclamaba un grupo de economistas de la city – incluso algunos que el Gobierno consulta – tiene herramientas para frenar la probable avalancha de importados y existe un marco de confianza y cooperación con Brasil que permitiría administrar en mejores condiciones los actuales desequilibrios.
Sin embargo, el deseo de comprar la crisis es el más potente riesgo para la economía doméstica. Sin considerar cómo ha sido la evolución de las cotizaciones de los últimos años y sólo puntualizando la fuerte devaluación del real en una circunstancia crítica, gurúes de la city proponen un ajuste rápido del tipo de cambio. El real había tenido una apreciación impresionante al llegar a un mínimo de 1,55 por dólar por el ingreso de capitales especulativos. Mientras, la paridad peso-dólar en términos reales retrocedió un poco por el aumento de los precios internos, pero no perdió competitividad. El ajuste gradual del tipo de cambio evita costos mayores teniendo en cuenta que no se sabe cuál será el tipo de cambio de equilibrio ni cuál será la paridad del real cuando las aguas se tranquilicen. Pese a ello, el candidato político Eduardo Buzzi que dice que se preocupa por los niños que tienen hambre pide un dólar hoy de 3,50 a 3,80 pesos, valor que no aliviaría la situación de ese sector vulnerable a los aumentos de los precios de los alimentos. Ciertos industriales también presionan por una devaluación similar. Y economistas vinculados con bancos trabajan para alentar los peores fantasmas cambiarios.
Una de las virtudes de Roberto Lavagna cuando asumió el Ministerio de Economía durante el gobierno de Eduardo Duhalde fue desoír todas las recomendaciones de shock que venían de diferentes sectores para encarar los problemas de entonces. Quienes aconsejan hoy seguir el ritmo de la devaluación del real, además de ser parte del grupo que desea comprar la crisis, expresan la incapacidad de comprender que los procesos económicos necesitan de la habilidad del hacedor de la política económica de ir adaptando las variables sin necesidad de giros bruscos. Ellos tienen el alma de Cavallo en su cuerpo, espíritu amante de shocks que ha transitado por años la economía argentina provocando los desastres conocidos por esa preferencia a recibir todos los castigos que las crisis externas entregan. En estos días de incertidumbre, además de medidas prudenciales en áreas económicas claves, se necesita de un exorcista de demonios.


azaiat@pagina12.com.ar



Carta a Alfredo Zaiat


Estimado Alfredo, desde hace mucho que vengo leyendo tus notas en página sin que en ese tiempo se me ocurriera sentarme a escribirte. Con el comienzo de este nuevo desbarajuste me he sentido en la necesidad e hacerlo. Resulta que ambos venimos siendo algunos de los muchos exorcistas que se necesitan para intentar curar a un paciente tan vasto y complejo como lo es “ésta humanidad” y digo, ésta porque podría haber sido de otra forma. Antes de seguir me presento brevemente, soy médico, psicoanalista, escritor. Hay más pero, por sobre todas las cosas, soy cada vez más un curandero, un ahuyentador de fantasmas que se regodean, nutren y crecen en las sombras. Eso les da impunidad. Por eso necesitamos escribir, vos lo sabes muy bien. Que paralelismo entre los procesos intrapsíquicos y los de la realidad. ¿Verdad?
Debido a que concuerdo con tus conceptos retomaré algunos puntos, partiendo de esta forma cada vez más poético filosofal desde la que busco la utopía de la cura o al menos el mayor mejoramiento de las personas que me consultan por sus padecimientos. Si me refiero a la cura como una utopía se debe a que, cuestiones como la actual crisis internacional o la discusión (dicho con toda suavidad) por la Resolución 125 se deben a la enfermedad, una enfermedad grave que aqueja a lo humano y que sin pecar de ingenuos ni de naif, podemos decir que se debe a una crónica, dolorosa y persistente, incapacidad de amar que se ha adueñado de los destinos de la humanidad. No voy a llamar en mi ayuda a Freud ni a Nietzsche, dos exorcistas que cargaron sobre sus espaldas y pagaron con dolor y soledades el intento desmesurado de extirpar semejante mal. Concordamos en lo inútil que resulta debatir el grado de afectación que tendrá que soportar la Argentina, es decir el pueblo Argentino. Concordamos, porque ese es el mismo planteo enfermo que lleva a creer que la guerra incesante en la que estamos sumergidos, tanto por la vía de las armas como por la apropiación y malversación de los recursos, podría no afectar a toda la humanidad. Es el mismo planteo enfermos que lleva a creer, con demasiada mala fe, que si contaminamos aquí no llegarán sus efectos a un allá, o que si talamos todos los bosques nativos, cosa que ya se ha logrado en más de un 90 %, para hacer cultivos intensivos y crías de animales también intensivas no estamos creando las bases de un próximo colapso estructural ya que semejante trato de la tierra, ese mal trato, desconoce las leyes que rigen sus ciclos, sus necesidades y, sobre todo, desconoce esa totalidad indivisible que somos donde gracias a que la tierra, el planeta a devenido a la vida es que nosotros y todos los seres han sido posibles. No se trata de una creencia sino de un convencimiento apoyado en la química orgánica y la biología. Amar significa conocer y en particular conocer estas relaciones ya que el amor es reconocimiento del otro, respeto de las diferencias. Amar es realizar un esfuerzo por educar al otro, educarlo en la libertad y en la posibilidad de elegir. De otra manera lo humano queda preso del destino y, lamentablemente, esto es lo que sucede cada vez a más personas con cada triunfo de la incapacidad de amar. Sucede, estimado colega exorcista, que es más fácil el mal, es más fácil la rapiña, quererlo todo para sí que comprender los beneficios del compartir. Es más fácil destruir que construir, es más fácil matar que educar a otro como un sujeto a y de la cultura. Esta afirmación es evidente ya que se necesita apenas un segundo para lo primero mientras que educar, formar en la libertad –cosa que nunca será un libertinaje- requiere toda una vida.
Para no extenderme en las muchas consideraciones que se agolpan en mí con el deseo de manifestarse y ya que el amor implica saber restringirse, quiero hacer notar que en tu nota “Exorcista de demonios” hablas de los que buscan, “producir condiciones de incertidumbre” esos “mercaderes de la angustia” decís. Esos son, no sólo los incapaces de amar, sino quienes, tanta es su enfermedad, buscan replicarla en otros para medrar con los efectos que ésta provoca en ellos. Como ejemplo podríamos aportar unos cientos de discos rígidos, cosa que no intentaremos. Bajo los efectos de la incertidumbre y la angustia muchos desprevenidos o simplemente indefensos, se transforman en objeto de sus planes de apropiación, acumulación o arrebato de los recursos y si pueden, de los puestos gobernantes para dar riendas sueltas a sus ambiciones. Hay otros afectados, son los desplazados, los excluidos, los que buscan algún refugio en un mundo que se obstina en negárselo. De estas formas la angustia y la incertidumbre socavan las defensas de millones de sujetos humanos. ¿Cómo? Por vía de la depresión que lo será de la totalidad de la persona de manera que no sólo producirá manifestaciones psíquicas sino que, junto con éstas, generará enfermedades orgánicas. Esto requiere de alguna atención médica. Gastos le dicen ahora. Antes lo llamábamos inversión en salud pero, claro, hablábamos de prevención, es decir de trabajar para no llegar a tales extremos. Seguramente ellos, los oscuros, seguirán estando por aquí y allá ganando dinero, rapiñando, no hay límites para estos insaciables, “mercaderes de la angustia”. La situación es grave y compleja, Don Alfredo de manera que será conveniente que seamos muchos los dispuestos a exorcizar semejantes y tan arraigados males.

Enrique E Rodríguez Tosto
Info@fundacionreunion.org.ar

10/08/2008