10/31/2005

Proyecto Delta


La Fundación esta a la búsqueda de un lugar en el Delta del Parana para constrir una zona de Reserva de Biósfera y de restauración de la salud.
¡Usted puede colaborar con este proyecto.!
¿Quiere participar? Lo escuchamos

Esto deciamos hace apenas unos pocos meses. Hoy con el 2006 el lugar esta y tiene este aspecto. ¿Cual es la relación que hay entre él, las orquideas, sus hermanas mayores, las llamadas plantas sagradas y mis viajes hacia su conocimiento de mano de chamanes peruanos es algo que no podría explicar pero que sin embargo parece estar definitiva y profundamente ligado.
Seguimos adelante con la idea de formar diferentes equipos de trabajo.
Será hasta después del seis de febrero, fecha en que tengo planeado regresar de un lugar cercano a la laguna de Yarinacocha en Pucallpa donde me han invitado a seguir profundizando mis vínculos con la vida en la selva, con la selva mísma, sus plantas y, en este caso, con la gente de una comunidad Schipibo.

Las noticias de fines de febrero son que estamos trabajando en desmontar y limpiar una parte del terreno con vistas a realizar las primeras reuniones y visitas y comenzar a planear las primeras obras de infraestructura.
Pronto agregaremos nuevas noticias y fotografías.
Enrique.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hawekeskarin mia? Hakun tani.

Ya veo un "Essalen" alli en el Delta! O un paraiso terrenal. Espero que se haga un maravilloso lugar donde retirarse a pintar, cantar y bailar.
Y ver ballenas perdidas nadar hacia la libertad! Como en el año 2000. Impresionante!
Saludos desde Perú, el mar, los delfines y la selva amazónica. El aprendizaje sigue y se cantan los "icaros".

Sanken.

Anónimo dijo...

Yo voy soñando caminos

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas! ...
¿Adònde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
«En el corazòn tenía
la espina de una pasiòn;
logré arrancármela un día,
ya no siento el corazòn.»

Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:
«Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazòn clavada.»


ANTONIO MACHADO.